lunes, 23 de febrero de 2009

Testimonio de Carmen

Aqui te presentamos el testimonio de una mujer.

CARMEN es una mujer de 31 años. Se había casado muy felizmente con su novio de hacia 6 años y habían tenido un hijo. Cuando el niño tenía aún tres años, el marido murió en un accidente de tráfico y todo cambió. Toda la familia entró en un duelo por la pérdida y Carmen se vio sola ante una situación de difícil manejo. Parecía que todos lo sentían más que ella.

Un compañero de trabajo de su marido le mostró su ayuda y su apoyo y poco a poco fueron intimando más. Carmen se sentía culpable, puesto que en pocos días el compañero de trabajo usurpó el puesto de su marido. Ella se sentía sola y desvalida y depositó en él toda su confianza. Como suele pasar, las cosas al principio eran muy sencillas, hablaban de sus cosas, le confesaba sus problemas con su familia y la falta de tacto que habían tenido para con ella. Él se fue informando de todos sus puntos débiles y cada vez se acotaba más el cerco.


Los problemas familiares sirvieron para que él la apartara de su familia y así se vio aislada y sola. Él comenzó a planificar sus gastos y las compras en casa, empezó a poner pegas a todas sus decisiones, por pequeñas que estas fueran justificando que lo hacía para ayudarla y para que las cosas le salieran bien. El niño, aún pequeño, pedía mucha atención a su madre y a veces tenía malos comportamientos, los cuales eran criticados en exceso por él. Parecía que el niño tenía que ser el mejor de todos y sino no sería nadie en la vida. Esto era lo que a ella más le dolía. El miedo a estar sola y un duelo muy mal elaborado tras la muerte de su pareja la hicieron mantener la situación durante tres años. Comenzaron las críticas y desprecios directos a su persona, formas de actuar, de vestir, de relacionarse con los demás. Ella se ocultaba de él para ver a alguna amiga o para asistir a su psicólogo, (al cual comenzó a ir animada por una amiga) inventándose citas con médicos o similar. El acercamiento a su hermana una vez iniciada la terapia y aclarando algunos resquemores y resentimientos ayudaron a Carmen a volver a recuperar una parte de su familia y que sirvieron como aliados para separarse de esta persona que más tarde se supo que solo buscaba la herencia conseguida tras la muerte del marido (unas tierras y una casa en un pueblo).

Su baja autoestima y su necesidad de ser valorada por los demás hicieron a Carmen entrar en esta dinámica. No recibió maltrato físico, pero los insultos y críticas hicieron mella en su autoestima ya dañada por una infancia algo conflictiva. La pérdida de su marido al que todos valoraban y querían y que era su base más firme la hizo pensar que nada sería igual y que tendría que unirse al primero que se fijara en ella porque sino estaría sola. Por suerte buscó ayuda a tiempo y hoy por hoy se está recuperando y ampliando su círculo social.


Criticaba sus comidas, cómo tenía la casa, las conversaciones con las vecinas. Cualquier cosa era motivo de discusión.
MILAGROS es una mujer de 56 años. Cuando tenía 20 años se casó con su novio del pueblo, al único chico que había conocido. Vivieron en el pueblo en los primeros años de su matrimonio y allí tuvieron a su primer hijo (después vinieron dos más). Como muchos emigrantes, se trasladaron a Madrid a buscar trabajo.

Milagros siempre fue ama de casa y siempre fue la mujer sin cultura e insegura que vivía bajo la protección de un marido igualmente inculto pero de sexo masculino. Eso era un valor muy grande en aquellos tiempos. Las dificultades económicas siempre les habían presionado, pero con 47 años despidieron a su marido del trabajo y tuvieron que apurarse aún más. La situación era difícil, su marido cada vez era más arisco y agresivo. Criticaba sus comidas, cómo tenía la casa, las conversaciones con las vecinas. Cualquier cosa era motivo de discusión.

Poco a poco fue aprendiendo que lo mejor era mantenerse sumisa y callada y decir que “sí” a todas sus demandas. El comenzó a beber más de la cuenta y el momento de llegar a casa era temido por todos (aun vivía un hijo en la casa, el cual se enfrentaba a su padre y defendía a la madre) con lo cual comenzó a ser victima también del maltrato del padre. Su aislamiento social cada vez era más latente y a Milagros sólo le quedó la conversación con su vecina de toda la vida, con la cual hablaba a través de la terraza cuando el marido no estaba. Ella la insistió en que denunciara pero Milagros se veía sola y sin un sitio a donde ir. ¿Qué sería de ella? No tenía dinero ni trabajo, nunca había trabajado y ahora le parecía un mundo salir adelante sola. Varias veces acudió al hospital para que la curaran y se habló abiertamente de lo que sucedía, su hijo la acompañaba y era él quien la animaba a denunciarle, pero por miedo siempre suplicaba a médicos y enfermeras que no hicieran nada.

Un día, animada por su vecina acudieron a una cita con la asistente social de su ayuntamiento, allí le explicaron qué opciones tenía y qué era lo mejor que podía hacer. Allí la apoyaron y la animaron para salir adelante. Pidió ayuda a su hermana que vivía en otra provincia y se instaló en su casa tras denunciar al marido. Al principio fue duro, porque sabía que él la buscaría, pero por suerte su hermana había cambiado de residencia en una capital de provincia y su marido no supo localizarla (el alcohol cada vez hacía más mella en él y sus capacidades estaban limitadas). El tiempo hizo el resto, se separaron definitivamente y nunca más volvió a verle hasta el juicio, en el que no hablaron para nada.

No a la violencia de género

por fovor igualdad ya

Desigualdad entre sexos

Desigualdad entre sexos

A pesar de los grandes avances de los últimos timpos las desigualdades continúan existiendo. Son muchos los grupos sociales pueden que se mantienen al margen de las instituciones y organizaciones sociales por diferentes motivos y en distintos momentos. En este sentido se debe entender el fenómeno de la exclusión como un fenómeno estructural, complejo y dinámico.

La desigualdad entre hombres y mujeres es una de estas formas, la cual sigue recreándose de diferente manera: en la diferencia de salario ante un trabajo de igual valor, en el fenómeno de la violencia contra las mujeres, en la existencia de estudios y empleos que están ocupados mayoritaria o minoritariamente por un sexo, etc.

Además, en el caso de las mujeres, esta discriminación en función de su género se ve agravada, en algunos casos y colectivos como los que se tratan en el curso, por diversas circunstancias sociales, personales y culturales (basadas en su capacidad, su diferente nivel de ingresos, su procedencia, su cultura...) que les hace vivir una doble e incluso triple discriminación: son las mujeres inmigrantes, mujeres discapacitadas, mujeres del ámbito rural...